Un día ... más
(1-4)
Llegaron a su destino, el
enorme y omnipotente Castillo “Realidad de Marissa”. La primera
en salir fue, obviamente, Marissa con uno sus típicos trajes
extravagantes, aun que tal vez si se veía de otra forma podía
llegar a ser elegantes, el de aquel día no era tan extravagante como
los de siempre, pero aun así se notaba que quería demostrar su
poder, este consistía de tres partes: la parte de arriba levaba un
cuello tipo gargantilla, de donde salían unas cintas color negro que
zigzagueaban en su escote y terminaban en la parte y inferior de su
busto, las mangas eran tipo bonbachas
color rosado claro que terminaban a la mitad del antebrazo ,su torso
lo cubría un hermoso corsé blanco, con varios bordados a los lados
que le hacían ver lo costoso que era aquella prenda, bajando un poco
nos encontrábamos con una enagua tipo tutú rosada, que se sostenía
elegantemente en el aire sin perder su forma, para terminar, lucía
unas medias a rayas que se extendían a lo largo de sus muslos donde
concluían en una botas de cuero café con tacón alto que comenzaban
desde las pantorillas y que bajaban en una catarata de cordones hasta
el empeine
de su pequeño pie, todo su atuendo era bastante extrañ… digo,
“extravante”. Marissa, con su mano izquierda quitó con un gesto
de fastidio unos colochos dorados que se habían colado en su cara,
Emma se había quedado viendo aquella figura, algo que Marissa notó
casi de inmediato.
– ¿Qué esperas? –
dijo con indiferencia – sal del auto – repuso con una sonrisa
burlona
–Sí, perdón Marissa.
Salió del auto un tanto
cabizbaja, y a paso apresurado se colocó al lado de Marissa quien ya
había empezado a caminar sin ella, y avanzando desviaba la mirada
para no encontrarse con los ojos de Marissa, al desviar los ojos se
encontró con el jardín del castillo.
El Castillo era hermoso
detrás de la monocromáticas y oscuros muros que lo encerraban. Los
edificios eran elegantes y se distribuían de una manera bastante
fácil de encontrar, pero lo más hermoso del lugar eran sus enormes
y vivos jardines. En ellos, todas las variedades y especies de flores
se encontraban, o por lo menos todas las que conocía Emma en aquel
devastado mundo.
Mientras
caminaban, a los costados, donde se extendían los hermosos jardines,
se encontraban dos decoraciones a las que a Emma siempre le llamaba
la atención, una a cada lado, una idéntica a la otra, estas eran
dos toscas fuentes. No le llamaban la atención el hecho de que
fueran ser gemelas o por que estuvieran cada una en un área donde
descaban, sino que estaban totalmente fuera de lugar, todos los
elementos de los jardines creaban una armonía silenciosamente
exquisita, pero al pasar los ojos por aquellas dos fuentes, la
armonía se quebraba en pedazos, esto era porque estas fuentes eran
toscas, grises y bastante grandes, pero no sólo era eso sino que
también lo eran los grabados que con gran detalle se esparcían por
toda la fuente y que en ellas se encontraban, que contaban sobre el
Acontecimiento. Estas se componían de tres niveles: en el primer
nivel, de abajo hacia arriba, se encontraba una decoración como
muchas personitas que denotaban melancolía y dolor, además de que
una parte había sido resquebrajada, al parecer, al propósito
subiendo nos encontrábamos el siguiente nivel que mostraba el tiempo
en donde las cosas se habían calmado un poco pero aun así se podía
ver la tristeza en la cara de las personas gravadas en la roca. El
tercer nivel era bastante diferente, el borde era de mármol liso y
lo coronaba una estatua de Marissa que era abrasada por un hombre
encantador y guapo, este último nivel no tenía nada que ver con
los otros dos anteriores.
Lo
que más consternaba a Emma era aquella estatua.
>>Siempre me he
preguntado ¿Cómo se llamará y quién habrá sido en la vida de
ELLA?<<
O mejor dicho, ¿quién
estaría tan loco de meterse en la vida de la tirana que devastó la
Tierra entera en un abrir y cerrar de ojo?
Emma sólo siguió
caminando a la par de Marissa en silencio, Emma no sabía casi nada
sobre el muchacho, pero lo que más le intrigaba era la relación que
tuvo que haber tenido con ELLA… ¿qué había sido él para ELLA?
Cuando levantó la vista
ya se encontraba a las puertas del castillo; enormes puertas negras
se alzaban ante sus ojos, eran lisas y al parecer al tacto eran frías
como glaciares, no sabía de qué material estaban hechas, pero cada
vez que intentaba adivinar la composición de estas un escalofrío
nacía de su espalda baja y recorría toda su columna hasta llegar a
su cabeza, haciendo que le doliera pensar sobre ello, por lo que
siempre quedaba en duda al respecto. Marissa, con un leve movimiento
de brazo hizo que las puertas comenzarán a moverse abriendo el paso
para que entraran, y así lo hicieron; se adentraron al edificio.
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